Más de una vez nos ha sucedido que tenemos la respuesta a algo en la punta de la lengua pero no la decimos porque en ese momento nos traiciona la memoria; incluso sucede que recordamos con más precisión un hecho de la infancia a lo que hicimos ayer, siendo más notorio en las personas de la tercera edad ¿por qué sucede y qué podemos hacer? De acuerdo al fallecido científico estadounidense Carl Sagan, el cerebro humano promedio contiene algo así como 100 billones de células nerviosas, lo que nos permite almacenar en la mente el equivalente a 10 billones de páginas de enciclopedia. Los estudiosos del cerebro estiman que únicamente retenemos el 1% de la información diaria que recibimos, la cual traduce y convierte en pensamiento inteligente ese órgano; pero a decir de los mismos especialistas, si lo retuviésemos todo sufriríamos de una sobrecarga informativa que nos paralizaría No me acuerdo Las modernas teorías para el tratamiento de desórdenes psicológicos, trastornos de la memoria y concentración trabajan de manera integral diversos puntos, partiendo de interesantes definiciones: Memoria. Es la capacidad de almacenar información en el cerebro, de modo que pueda ser utilizada en momentos adecuados. Se clasifica de acuerdo a los puntos de enfoque o interés, pudiendo ser inmediata, reciente y remota. Los trastornos que puede experimentar la memoria se deben a razones sicológicas (un impacto emocional, estrés, depresión y ansiedad, principalmente) o patológicas (golpe en la cabeza, uso de anestésicos y medicamentos para el insomnio, ciertos trastornos circulatorios, alcoholismo, tabaquismo y Alzheimer). Concentración. Es la capacidad de enfocar la memoria en un área de interés; sin embargo, este concepto está íntimamente relacionado con la atención, que al ser selectiva permite al individuo centrarse en el tema de interés o en sus responsabilidades sin que se disperse con la gran cantidad de eventos que pueden ocurrir a su alrededor. Así, el trabajo para mejorar la concentración consiste en realizar ejercicios de emisión y recepción en que se preste atención a cosas que a la persona interesan del momento que vive. El siguiente ejercicio mental ayuda a activar la memoria para, por ejemplo, el momento en que le presenten a una persona:
Particularmente, las personas de la tercera edad con un declive en su capacidad de memoria hoy tienen un aliciente, ya que estudios recientes han demostrado que al realizar actividades que fomenten el desarrollo de nuevas habilidades y el aprendizaje de conocimientos novedosos reactivan la memoria. Los geriatras (médicos especialistas en atender a las personas mayores) recomiendan no alejarse de las reuniones sociales y echar mano de ejercicios que van desde las prácticas sencillas, como leer, resolver cuestionarios de agilidad mental o completar crucigramas, hasta la realización de actividades más complejas. Los siguientes consejos son igualmente de gran utilidad:
Cerebro saludable Todos captamos información a través de la vista, oído, olfato, tacto y paladar, que se conserva en la memoria sensorial hasta que, durante el sueño, estos datos se graban en las estructuras encargadas de resguardarlos definitivamente en forma de sinapsis o enlaces entre neuronas. Este proceso depende de un tejido (llamado hipocampo) ubicado entre los ventrículos laterales del cerebro. Asimismo, al llegar a la edad adulta, en que se han incrementado los conocimientos y aumenta el número de recuerdos, se van creando nuevos círculos de neuronas, pues en éstos se almacena la información. Al paso del tiempo, la red que se ha formado de neuronas se va haciendo más compleja, por lo que el cerebro debe mantenerse sano, pues de no ser así es posible que se recuerden eventos remotos y se olviden los recientes. ¿Qué influye en la salud del cerebro? Directamente, la fatiga física o intelectual, estrés, falta de sueño, no usarlo regularmente y alimentación inadecuada. Este último rasgo es fundamental para fortalecer a las neuronas y protegerlas del envejecimiento, así como que haya el suficiente aporte de sangre y que de esta forma lleguen los nutrientes necesarios. Es así que le recomendamos que consuma: Aminoácidos y oligoelementos. Este conjunto de alimentos activa la potencia cerebral y en particular la capacidad de recordar. Los encontramos preferentemente en mariscos, pescado, levadura de cerveza y almendras. Antioxidantes. Protegen a las neuronas del envejecimiento, y se encuentran en betacaroteno y vitaminas C y E, cromo, zinc, selenio y magnesio, los cuales pueden consumirse en ajo, soya, germen de trigo, te, vino (tinto principalmente), col, brócoli, zanahoria, cebolla, espinacas, jitomate y cítricos. Carbohidratos. Son la principal fuente de energía para todas las funciones del cuerpo, desde caminar hasta pensar, dormir y memorizar; se encuentran en maíz, frijol, arroz, tortillas, trigo, pan, harinas, pastas, avena y frutas, así como en frutos como higo, plátano, sandía, manzana, fresa, papaya, durazno, pera, naranja, piña y mango. Gingko biloba. Árbol cuyas hojas poseen sustancias que actúan sobre el sistema circulatorio y fortalecen a las neuronas. Combate depresión, desorientación y pérdida de memoria; se consume en complementos alimenticios. Ginseng. Arbusto de origen coreano del que se aprovecha el potencial de su raíz. Científicamente se ha comprobado que contiene compuestos (denominados gingenósidos), cuya cualidad consiste en adherirse a las moléculas de oxígeno, facilitando el contacto con las células y que éstas le den mejor aprovechamiento. Al verse fortalecidas las células se mejora notablemente el metabolismo y, por tanto, las importantes funciones que desempeña el cerebro. Glucosa. Es uno de los principales sustentos del cerebro durante la actividad intelectual, por lo que es recomendable consumir miel o jugo de frutas de manera equilibrada; su exceso puede traer otro tipo de problemas -diabetes-, y su baja administración puede llevar a hipoglucemia (nivel reducido de azúcar) que haría que el cerebro no funcione adecuadamente. Lecitina de soya. Enriquece a las membranas de las neuronas y motiva las actividades cerebrales; se consume mediante complementos alimenticios. Minerales. Calcio y fósforo, por ejemplo, aumentan la concentración y permiten la fluidez en la transmisión de información entre las neuronas; están presentes en pescado, leche, queso, huevo, almendras, avellanas, nueces y germen de trigo. Por su parte, el cobre colabora en la formación de glóbulos rojos, responsables de conducir oxígeno al cerebro por medio de la sangre; se encuentra en germen de trigo, leche y sus derivados, espinacas, hígado y yema de huevo. Magnesio, elemento que refuerza la memoria y estimula el buen funcionamiento de las neuronas, lo consumimos en pan integral, chocolate, garbanzo, frijol, arroz, espinaca, papaya y plátano, además de germen de trigo. Romero. Arbusto que contiene sustancias activas que mejoran la circulación y el desempeño del sistema nervioso; en general estimula las funciones cerebrales. Se puede consumir a través de infusión o te. Vitamina A (retinol). Repara los tejidos, es importante para la vista, combate bacterias e infecciones, y ayuda a la formación de huesos y dientes. Está presente en pollo, pescado, acelgas, berros, espinacas y zanahoria. Vitamina E (tocoferol). Protege a los glóbulos rojos, y es esencial en el bienestar de las células del organismo y la prevención de coágulos sanguíneos internos. Las oleaginosas en general, como nueces (de Castilla y de la India), castañas, cacahuates y almendras son la más notable fuente de esta vitamina. Vitaminas del grupo B. Inciden significativamente en los cambios de humor y en el rendimiento del cerebro y el buen funcionamiento del sistema nervioso. Están contenidas en carne de cerdo, vegetales de hojas verdes, legumbres, yema de huevo y levadura de cerveza, así como cereales integrales, hígado y leche; su deficiencia podría llevar a la pérdida de la conciencia, disminución de memoria y potencial daño cerebral. Evite a toda costa alcohol y tabaco, ya que aceleran el envejecimiento neuronal. A manera de resumen, consideremos que aun las personas de la tercera edad requieren ejercitar su cerebro para mantener activa la memoria, y que una adecuada alimentación brindará a este órgano la salud que requiere para desempeñar todas sus funciones adecuadamente, ¿no se le olvida? Por la Dra. Regina Reyna |
jueves, 18 de agosto de 2011
Del Olvido al no me acuerdo
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