domingo, 29 de abril de 2012

Guerrra de Cuarta Generación



Guerra de Cuarta Generación en el campo social
La estrategia de manipulación encubierta
en la "protesta de los indignados"
(IAR Noticias) 24-Mayo-2011


En la Guerra de Cuarta Generación se contienen las técnicas y estrategias operativas direccionadoras de conducta colectiva que subyacen detrás de lo que ingenuamente se conoce como "protestas populares espontáneas", que las grandes cadenas mediáticas imperiales instalan como una verdad aceptada a escala global.
Por Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
IAR Noticias/


A) La nueva herramienta manipuladora
En IAR Noticias siempre empezamos la historia por el final.
Nuestro estilo contrainformativo siempre consistió en proyectar y analizar los acontecimientos con un objetivo de anticipación del desenlace, y sin que el árbol de la "coyuntura periodística" (manipuladora del sistema)  tape el bosque de la comprensión general.
En plena euforia mediática de la "revolución democrática" de los "indignados" en España señalamos que se trataba (y más allá de la "buena intención" de sus participantes) de una nueva estrategia de movilización masiva basamentada en un tripode convergente: Internet, teléfonos celulares, y grandes cadenas mediáticas.
Desde su instrumentación casi orgánica  en Medio Oriente y en África con las "revueltas populares" promovidas por la CIA y los servicios aliados, la Internet y los celulares fueron la clave de estas movilizaciones cuyos contenidos y objetivos sólo los conocen sus instigadores ocultos.
O sea los beneficiarios encubiertos (servicios de inteligencia y grupos del poder) que los inducen a través de operaciones de acción  psicológica principalmente en las "redes sociales". Y que luego se convierten en masivos a través de la difusión a escala global (en vivo y en directo) por las grandes cadenas mediáticas internacionales.


B) La variante española
En realidad, la llamada "protesta de los indignados" en España, es una actualización aggiornada y en otra etapa (con un salto cualitativo informático) del "Cacerolazo" que derrocó institucionalmente a Fernando de la Rúa en Argentina, y de la "rebelión de los jóvenes" que derrocó de la misma manera a Lucio Gutiérrez en Ecuador.
A casi una semana de su nacimiento en España, ya tenemos la primera señal (y el primer emergente) de un beneficiario claro de la "protesta de los indignados" en las urnas: El Partido Popular arrasó electoralmente el domingo al PSOE, el partido en el gobierno.
Así como el "Cacerolazo" argentino (un sucedáneo histórico de las "revueltas populares")  derrocó  sin un golpe de Estado militar al Partido Radical (gobierno de De La Rúa) e instaló al Partido Justicialista (gobierno de Duhalde) la "protesta de los indignados" ya arrojó claramente un beneficiario en el campo político.
Históricamente, estas herramientas de movilización y protestas masivas como la que está funcionando en España, atacan al "empleado" (los políticos) y preservan los intereses del "patrón" (El Estado y el sistema capitalista), sirviendo  funcionalmente como instrumentos de "golpes democráticos-institucionales" por medio de los cuales los grupos del poder local definen su interna electoral y su guerra por el control del gobierno y del mercado interno. 

D) El nuevo teatro de operaciones
Desde el principio situamos claramente la operatoria funcional del nuevo sistema de movilización masiva con las "protestas populares" y señalamos que responde a objetivos diferenciales según el país y el contexto social y político en que se la aplique.
Precisamos que se trata de una nueva herramienta de movilización y manipulación de conducta social (orientado y detonado desde técnicas de guerra psicológica) presentado como si fuera un "fenómeno espontáneo" de las redes sociales en Internet. 
No se trata de "ingenuidad militante" ni de nueva "conciencia social" despertada súbitamente, sino de un proceso inducido, estudiado y aplicado desde estrategias y técnicas pulidas de la comunicación de masas que la CIA y los servicios de inteligencia vienen desarrollando en el teatro de operaciones de Internet y de las telecomunicaciones por celular.
Más allá de que se la llame "revuelta popular", "revolución naranja", "primavera árabe" o "protesta de los indignados" su estrategia, tácticas operativas y estructuras funcionales no varían en su implementación, salvo el objetivo político  que se amolda de acuerdo a las necesidades locales del país y la sociedad en que se lo aplique.

E) La Guerra de Cuarta Generación

Para entender lo que hay detrás (el objetivo y los actores encubiertos) de lo que hoy se presenta mediaticamente como "rebeliones espontáneas" contra diferentes gobiernos, hay que bucear en los manuales de la Guerra de Cuarta Generación (Fourth Generation Warfare - 4GW),  que es el término usado por los analistas y estrategas militares para describir la última fase de la guerra imperialista de conquista, en la era de la tecnología informática y de las comunicaciones globalizadas.
El desarrollo tecnológico, telecomunicacional e informático, la globalización del mensaje y las capacidades para influir en la opinión pública mundial, convirtieron a la Guerra Psicológica mediática en el arma estratégica dominante de la 4GW, a la que se agregó una variante "contraterrorista" tras los ataques explosivos del 11-S en EEUU.
En su desarrollo mediático-social, los jefes y oficiales de Estado Mayor de la Guerra Psicológica (4GW) ya no son militares, sino expertos comunicacionales en insurgencia y contrainsurgencia, que sustituyen a las operaciones militares por las operaciones psicológicas (OPS).
Ya no desarrollan sus planificaciones en unidades  o cuarteles militares, sino en laboratorios encubiertos de comunicación estratégica donde se diseñan los planes de Guerra Psicológica a ser ejecutados a través de las grandes estructuras mediáticas de comunicación masiva  y las redes de la Internet infiltradas por la inteligencia de la OPS.
De esta manera, y a partir del 11-S norteamericano,  la "Guerra Psicológica" (con su variante  la "Guerra Contraterrorista")  conforma la columna vertebral estratégica de la Guerra de Cuarta Generación, con los Medios de Comunicación y las redes informáticas convertidos en los nuevos ejércitos de conquista.
La Guerra Psicológica conforma el estadio superior de las estrategias de control y dominación ensayadas hasta ahora por los sistemas imperialistas (dominación del hombre por el hombre) que se fueron sucediendo hasta llegar al sistema capitalista.
En la Guerra Psicológica (columna vertebral de la Guerra de Cuarta Generación, sin uso de armas) las operaciones con unidades militares son sustituidas por operaciones con unidades mediáticas.
La Guerra Psicológica, a su vez, nace en un particular estadio del capitalismo caracterizado por una revolución en el campo de las ciencias sociales y de la comunicación estratégica.
Dicha revolución se complementa con una revolución en el campo de la tecnología de las comunicaciones y de la informática, creando las bases para una comunicación estratégica globalizada basada en principios científicos.
A su vez las técnicas científicas de comunicación, potenciadas a escala masiva y planetaria por los grandes conglomerados mediáticos del capitalismo, crearon las bases para su utilización en estrategias de manipulación y de control social desarrolladas a partir de los objetivos de la dominación imperial-capitalista.
Esta situación creó las bases operativas y estratégicas para el control y dominio de las sociedades y países, sin recurrir a la utilización de la guerra militar.
De esta manera (y con pocas excepciones como las zonas de conflicto y de ocupación militar), la actual guerra imperialista por apoderamiento de mercados y países ya no se desarrolla en el plano de la conquista militar-territorial, sino en el plano de la conquista psicológica-social instrumentada mediaticamente.

F) El nuevo teatro de operaciones (el blanco es el cerebro)
Como en la guerra militar, un plan de guerra psicológica está destinado a: aniquilar, controlar o asimilar al enemigo.
La guerra militar y sus técnicas se revalorizan dentro de métodos científicos de control social, y se convierten en una eficiente estrategia de dominio sin el uso de las armas.
A diferencia de la Guerra Militar convencional, la Guerra de Cuarta Generación no se desarrolla en teatros de operaciones visibles.
No hay frentes de batalla con elementos materiales: la guerra se desarrolla en escenarios combinados, sin orden aparente y sin líneas visibles de combate, los nuevos soldados no usan uniforme y se mimetizan con los civiles.
Ya no existen los elementos de la acción militar clásica: grandes unidades de combate (tanques, aviones, soldados, frentes, líneas de comunicación, retaguardia, etc).
Las bases de planificación militar son sustituidas por pequeños centros de comando y planificación  clandestinos, desde donde se diseñan las modernas operaciones tácticas y estratégicas a desarrollarse en los medios de comunicación y el campo de Internet y la telefonía celular, factores claves  de la movilización de conducta masiva.
Las unidades de Guerra Psicológica son complementadas por Grupos Operativos, infiltrados en el campo de la política y de la población civil con la misión de detonar hechos de violencia y conflictos sociales.
Las tácticas y estrategias militares, son sustituidas por tácticas y estrategias de control social, mediante la manipulación informativa y la acción psicológica orientada a direccionar conducta social masiva con la Internet y los teléfonos celulares jugando como ejes inductores y concentradores.
Los blancos ya no son físicos (como en el orden militar tradicional) sino psicológicos y sociales. El objetivo ya no apunta a la destrucción de elementos materiales (bases militares, soldados, infraestructuras civiles, etc), sino al control del cerebro humano.
Las grandes unidades militares (barcos, aviones, tanques, submarinos, etc) son sustituidas por un gran aparato mediático compuesto por las grandes redacciones y estudios de radio y televisión.
El bombardeo militar es sustituido por el bombardeo mediático: Las consignas y las imágenes sustituyen a las bombas, misiles y proyectiles del campo militar.
En la Guerra sin Fusiles, la Guerra de Cuarta Generación (también llamada Guerra Asimétrica), el campo de batalla ya no está en el exterior, sino dentro de las mentes. 
Las operaciones ya no se trazan a partir de la colonización militar para controlar un territorio, sino a partir  de la colonización mental para controlar una sociedad.
El objetivo estratégico ya no es el apoderamiento y control de áreas físicas (poblaciones, territorios, etc.) sino el apoderamiento y control de la conducta social masiva.
Las unidades tácticas de combate (operadores de la guerra psicológica)  ya no disparan balas sino consignas direccionadas a conseguir un objetivo de control y manipulación de conducta social masiva.

G) El nuevo Objetivo estratégico
(La función de la Guerra Psicológica)
Los nuevos proyectos geopolíticos de conquista imperialista en la era trasnacional de las comunicaciones requieren de sofisticadas estrategias de Guerra Psicológica para su imposición sin el uso de las armas.
Los fines prescriptos por la estrategia de dominación con la Guerra Psicológica son los mismos que se utilizan con la guerra militar: dividir, atomizar, controlar al individuo-masa de las sociedades dependientes (el AP). Es la lógica de Maquiavelo aplicada por medios científicos y tecnológicos.
La Guerra Psicológica librada en el plano de la comunicación estratégica y de las grandes estructuras mediáticas (los nuevos ejércitos de conquista) no se hacen por la conquista misma, sino en la búsqueda de un objetivo estratégico orientado en los intereses económicos de las potencias y las trasnacionales capitalistas.
La función de la Guerra Psicológica imperial-capitalista actual se orienta en tres objetivos claves:
1) Conquista de mercados emergentes (sociedades y países periféricos), mediante la imposición de la "cultura consumista" nivelada y globalizada por los medios masivos de comunicación, actuando sobre la psicología del hombre AP convertido en individuo-masa.
2) Control y dominación social (en los países dependientes), orientado a la represión y/o neutralización de conflictos sociales que amenacen el desarrollo de los planes empresariales y la acumulación y expansión de la ganancia capitalista trasnacional.
3) Disputas ínter-potencias por los mercados, destinada a sustituir a la guerra militar por áreas de influencia (también por conquista de mercados) enterrada con la guerra Fría.

E) El frente mediático
Una plan de Guerra Psicológica,  no se hace con soldados y armas militares sino con medios de comunicación e individuos masificados (los AP) nivelados universalmente por los mismos estereotipos culturales y sociales.
El mensaje mediático a escala globalnivela y masifica al individuo universal en una sola frecuencia comunicacional.
La realidad es sustituida por la percepción de la realidad a través del mensaje mediático-periodístico convertido en consignas, eslóganes y títulos,  antes que en pensamiento reflexivo totalizado.
A través de la manipulación psicológica y el control ideológico, la sociedad civil, el individuo-masa suplanta a los soldados militares en el campo de batalla.
En la Guerra Psicológica, la potencia de fuego del soldado militar es sustituida por la potencia social del individuo-masa con su conducta manipulada hacia objetivos de control y dominación social, fijados por el capitalismo trasnacional para conquistar mercados y controlar a las sociedades consumistas.
Manipular, controlar, y convertir a este individuo-masa en potencia social direccionada con fines de control y dominio político-social es el objetivo estratégico clave de la Guerra Psicológica de última generación.
La guerra por el dominio y control de las sociedades y de las mentes, sólo se produjo a partir de la interacción funcional de la tecnología (medios de comunicación) y de la informática (electrónica y computación) orientada a un objetivo de control y dominio mediante una estrategia comunicacional.
El factor mediático (medios de comunicación, electrónica y computación, y estrategias comunicacionales) posibilitó que la guerra por el control y el dominio imperial capitalista tocara su máximo estadio de desarrollo estratégico: la Guerra de Cuarta Generación.
En resumen, en la Guerra de Cuarta Generación se contienen  las técnicas y estrategias operativas direccionadoras de conducta colectiva que subyacen detrás de lo que ingenuamente se conoce como "protestas populares espontáneas" que las grandes cadenas mediáticas imperiales instalan como una verdad aceptada a escala global.

(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias
  

sábado, 17 de marzo de 2012

La guerra mediática en Venezuela

MIRADAS: FRENTES COMUNICATIVOS EN VENEZUELA

La guerra mediática en Venezuela

Viernes 16 de marzo de 2007, por Luis Britto García
Afirmaron Marx y Engels en La ideología alemana que las ideas de la clase dominante son en toda época las ideas dominantes, porque así como la clase dominante posee los instrumentos de producción material, posee también los de producción intelectual: academias, editoriales, escuelas. En su arrolladora marcha hacia la concentración absoluta, el capital no sólo acapara medios de producción industrial, comercial, financiera: también acumula aparatos económicos, políticos, ideológicos hasta reducir todas las manifestaciones de la civilización distintas a un solo monopolio verdadero. En Venezuela, como en todas partes, el gran capital posee la gran mayoría de los medios de comunicación.

La política de la antipolítica
Mientras en los países desarrollados el Estado y el gran capital financiero se consolidan hasta casi fundirse, sus aparatos ideológicos predican para el Tercer Mundo el evangelio de la muerte de las ideologías, el credo de la defunción de lo político, el dogma del fallecimiento de los partidos. A rey muerto, rey puesto: para el gran capital, los nuevos conductores de las masas serían los medios de comunicación. Es una doctrina particularmente conveniente para un país como Estados Unidos, que maneja los medios más poderosos del planeta y cuya industria del entretenimiento constituye su primer rubro de exportación (Informe sobre Desarrollo Humano, PNUD, 1999). El gran capital financiero ha declarado una guerra para suplantar a los mediadores con los medios.
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Paula Cabildo
Medios y mediadores
Como todas las contiendas que la humanidad libra por su supervivencia, es éste un conflicto asimétrico. La historia política de la humanidad es la del debate para lograr que el poder político funcione como representante y defensor de los derechos de los gobernados. Para el gran capital la suplantación de los mediadores políticos por los medios ofrece la ventaja de que éstos garantizan una relación de asimetría casi perfecta. Mientras que los actores políticos son creados por los ciudadanos, responden ante ellos, sus dirigencias y programas están en principio sujetas a la aprobación de sus militancias y deben lograr cierta cuota real de cumplimiento de demandas para mantener la adhesión de éstos, los medios son en su mayoría creados por el capital, responden exclusivamente ante éste, no someten a elección sus dirigencias ni sus estrategias ni están obligados a rendir una retribución real a sus audiencias.
Al acaparar la mayoría de los medios y de las industrias culturales, el gran capital monopoliza asimismo los ejércitos para la guerra por el avasallamiento de las conciencias.

Entrega petrolera y dictadura patronal
Con el Tercer Milenio comienza en Venezuela una guerra mediática para la apropiación de las mayores reservas de hidrocarburos del mundo y de la industria que las explota. Ya que el capital venezolano no tiene capacidad para financiar ni gestionar botín tan colosal, su plan es entregarlo al capital transnacional: todos y cada uno de los programas de la oposición prevén la venta de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), prohibida por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Su táctica consiste en instaurar un modelo corporativo de antipolítica que concentre el poder estatal en una dictadura del gremio patronal y reserve la tarea de mediadores políticos para los medios de comunicación. El presidente de la federación de patronos fue así de derecho el jefe de la oposición mediática y de hecho Presidente de la República. Tal fue la estructura que durante el golpe del 11 de abril de 2002 intentó sustituir durante breves y terribles horas representación y participación por posesión accionaria, soberanía por propiedad, poder popular por dictadura pretoriana.

El Estado paralelo
En fascinante juego de simulacros, la sustitución de los mediadores es prefigurada o escenificada por los medios, primero constituyéndose en actores políticos, luego intentando hacer salir de la escena a los actores políticos reales. Paralelamente con la conquista del poder mediante el cuartelazo clásico, la guerra mediática escenifica la constitución de un Estado paralelo, suerte de gobierno virtual que prepara la sustitución de los intercambios políticos por la facturación unilateral de mensajes.

Los partidos mediáticos
En otro sitio hemos documentado con fuentes pormenorizadas el proceso de esta impostura (Luis Britto García: “Venezuela, investigación de unos medios por encima de toda sospecha”, Question, Caracas, 2004). Examinemos sus fases. En primer lugar, aprovechando el descrédito de los partidos tradicionales, que casi desaparecen del panorama electoral en los años noventa, los medios promueven la creación de partidos mediáticos, organizaciones sintetizadas en las agencias de publicidad y de asesoría de imagen, cuya única proyección social es la audiencia: tras un quinquenio de inflación televisiva, las elecciones regionales de octubre de 2004 desnudaron su verdadera talla de mínimas organizaciones locales o municipales. En la fase inmediata, los propios medios se constituyen en verdaderos partidos políticos, en la medida que designan o fabrican dirigencias, redactan programas y plataformas y establecen líneas y consignas: las movilizaciones de la clase media que acompañaron el golpe del 11 de abril de 2003 y el cierre patronal de diciembre del mismo año fueron instigadas y mantenidas por verdaderos operativos de histeria comunicacional.

El Estado virtual
Paralelamente, los medios actúan como si constituyeran un poder político operante, asumiendo todas y cada una de las funciones de éste. Así, pretenden legislar o derogar leyes, como sucedió con la campaña que desde diciembre de 2001 intenta dejar sin efectos 49 leyes que instauran indispensables reformas. También fraguan actos ejecutivos que nunca han existido salvo como ficción comunicacional, como la supuesta renuncia del Presidente Chávez el 11 de abril de 2002; o decretan la inexistencia de actos reales, como lo hicieron los locutores que en la madrugada del 16 de agosto de 2004 negaron validez a los resultados del referendo revocatorio antes de que cualquier sector político se pronunciara. Los medios dictan sentencias inapelables, como las fulminadas contra los ciudadanos que se defendieron contra los francotiradores el 11 de abril, o dejan sin efectos las de los verdaderos tribunales, al continuar calumniando como delincuentes a los absueltos por su participación en tales sucesos.

El Estado por encima del Estado
Todavía más grave que este simulacro de Estado paralelo mediático es el que sus fautores lo eleven por encima de la propia legalidad que rige los actos de los poderes públicos. No sólo en los hechos, sino mediante repetidos pronunciamientos de sus propietarios y gerentes, los medios se han declarado sistemáticamente por encima de la obligación de imparcialidad y veracidad que impone el artículo 58 de la Constitución. Durante varios años han predicado activamente el golpe de Estado, la guerra civil, el magnicidio. A lo largo del último medio siglo han mantenido una constante instigación a la discriminación étnica, agravada en los últimos años por su empleo como instrumento de descalificación de la mayoría mestiza de la población venezolana. Por otro lado, los medios privados practican sistemáticamente la censura y el veto de comunicadores. A principios de 2003 fueron excluidos cerca de medio millar de empleados de los medios: el veto y la lista negra son medios de condicionar la unanimidad. Gracias a ellos sólo accede a la mayoría de los medios la minoría de los incondicionales.

Finalmente, a diferencia del Estado real, los medios aspiran a la consagración de un estatuto de impunidad e inimputabilidad por sus actos. Pasos elocuentes para esta intocabilidad han sido, por ejemplo, la promoción de recolecciones de firmas para derogar el artículo 57 de la Constitución, que consagra el derecho a réplica, y las demandas entabladas para que los tribunales, aplicando la doctrina de la Organización de Estados Americanos, declaren inaplicables los artículos del Código Penal que establecen como tipos delictivos la difamación, la injuria, la calumnia y el vilipendio. Los medios no sólo pretenden constituir un Estado dentro del Estado, sino también un Estado por encima del Estado.

El ejército mediático
En Venezuela, como en el resto del mundo, el gran capital posee la inmensa mayoría de los medios. Unos sesenta diarios, de los cuales cinco son de alcance nacional, dos centenares de radioemisoras y unas sesenta televisoras, de las cuales cinco alcanzan audiencias nacionales, son el arsenal del capital privado para la guerra mediática. Dos de las principales televisoras y uno de los diarios más importantes tienen decisiva participación accionarial de capitales extranjeros. Históricamente, gran parte de este imperio ha sido construido con créditos blandos estatales y generosos subsidios disfrazados de propaganda oficial. De los diarios privados apenas dos, Últimas Noticias y Panorama, han intentado mantener un equilibrio informativo, lo que les ha valido duplicar el número de lectores de sus competidores más próximos.

El pueblo sin medios
Por contraste, el sector público legitimado por la mayoría de los ciudadanos en diez elecciones consecutivas, para el momento de la confrontación apenas dispone de una cadena de televisión, Canal 8, cuya imagen los canales privados sacan del aire en el momento del golpe; de una radio de servicio público, Radio Nacional de Venezuela, y de una pequeña cadena de televisión alternativa, Catia TV, transitoriamente clausurada por un alcalde opositor, emisoras todas de potencia relativamente escasa e incapaces de cubrir todo el territorio.

Después de vencido el sabotaje petrolero en 2003, se suman a este grupo de cadenas ViveTV, canal alternativo dedicado esencialmente al documental, y ANTV, canal de la Asamblea Nacional, ambos de poco alcance, así como el circuito radial YKE Mundial. En virtud de que la República es dueña de las frecuencias de radiodifusión y teledifusión, los medios privados que operan como concesionarias de las frecuencias están obligados a permitir la difusión de mensajes o cadenas. Este derecho, que el Estado emplea incidentalmente, ha sido objeto de encarnizadas campañas de crítica. De hecho, en el momento crucial del golpe de Estado del 11 de abril los medios privados interfirieron y luego cortaron el mensaje del Presidente a la Nación sirviéndose de una superior tecnología de satélite. Al precario repertorio de medios en manos del poder legítimo se suman para 2005 cerca de cuatro centenares de radios comunitarias, de poco alcance y sometidas a medidas de clausura y todo tipo de agresiones por las autoridades locales de la oposición.

En el Encuentro Mundial de Intelectuales en Defensa de la Humanidad de diciembre de 2004 se lanzó el proyecto de Telesur, un canal dedicado a la cultura y las noticias latinoamericanas y del Caribe, que fue inaugurado en 2005 con participación de Argentina, Venezuela y Uruguay. Sólo desde abril de 2003 circula un cotidiano favorable al proyecto bolivariano, el Diario Vea, por esfuerzo de las viejas dirigencias comunistas. Lo complementan cerca de un centenar de pequeñas publicaciones alternativas, como Question, Temas, El Coyote y otras. El proyecto bolivariano domina internet con aguerridas páginas web como aporrea y antiescualidos. Aparte de estas meritorias excepciones, pocas veces un gobierno y un proyecto políticos tan ampliamente respaldados por las mayorías democráticas han estado tan inermes desde el punto de vista comunicacional.

La indefensión institucional
También ha sido débil la respuesta administrativa del Estado a la ofensiva mediática. En virtud de que las frecuencias del espectro televisivo pertenecen a la República y ésta las otorga en concesión, puede retirarlas discrecionalmente. No ha habido una sola medida de esta índole, ni siquiera para evitar flagrantes actos contrarios a la Constitución tales como el derrocamiento del gobierno electo, el sabotaje a la industria petrolera y la prédica de la guerra civil y la discriminación racial. Durante un quinquenio de agresión mediática, no ha habido una sola planta clausurada, un solo medio suspendido, una sola edición incautada, una sola noticia censurada o vetada. Tampoco, por cierto, hubo sanción alguna contra la repetida y escandalosa violación de normas reglamentarias, como la que prohíbe la publicidad televisiva de alcohol. Sólo se ha comenzado a sancionar la repetida evasión tributaria de algunos medios de comunicación privados.

El vacío normativo
Asimismo ha sido tardía la respuesta normativa. Apenas a finales de 2004 concluye en la Asamblea Nacional la discusión de una Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión que favorece la producción nacional e independiente, limita el tiempo de publicidad y prohíbe la incitación al consumo de tabaco, alcohol y drogas. La Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) no ha hecho el menor esfuerzo por hacerla cumplir. Por el contrario, cierra el año 2005 con un acuerdo para “flexibilizar” la prohibición televisiva de publicitar bebidas alcohólicas a petición de las transnacionales del espectáculo. Tampoco ha sido excepcional la acción pública en la educación de las audiencias. No hay propuestas pedagógicas masivas de formación para el análisis y la interpretación de los mensajes: apenas despuntan iniciativas aisladas como columnas periodísticas, libros o programas radiales y televisivos dedicados a la deconstrucción de tantos y tan malignos contenidos.

El mensaje es el mensaje
¿Cómo ha ganado entonces el sector caracterizado justamente por la escasez y el limitado alcance de sus medios, e incluso por la precaria calidad de algunos de ellos? La experiencia venezolana arroja dudas sobre el mito interesado de que el medio sea el mensaje. El proyecto de la antipolítica tenía los medios, pero no el mensaje. En vano sus grandes aparatos comunicacionales difundieron masivamente una convocatoria elitista, de discriminación étnica y privatización a ultranza, centrado en forma narcisista en las esperanzas frustradas, los terrores y los prejuicios de cierta clase media en disonancia de status.

Las grandes mayorías eligieron el mensaje igualitario, inclusivo y de solidaridad social del proyecto bolivariano. En vano fue que el gran capital sustituyera actores políticos por grandes titulares, pantallas y concentraciones infladas en los laboratorios de la imagen. Contra ellos prevalecieron la acción directa del activismo político, la concentración masiva, la participación y la realidad de los inmensos programas sociales que extendieron las esperanzas populares. En la novena confirmación electoral el proyecto bolivariano impuso sus candidatos en veinte de veintidós estados; partidos que la oposición mediática infló como fuerzas nacionales quedaron reducidas a movimientos locales y municipales; los liderazgos televisivos desaparecieron del aire. En la décima consulta electoral la Asamblea Nacional quedó por completo en poder de organizaciones comprometidas con el Proyecto Bolivariano o simpatizantes con él.

Estrategia y táctica de la comunicación popular
Los proyectos políticos a veces descansan en sus laureles, la guerra por el petróleo y por las conciencias no. El pueblo no puede seguir concurriendo a ella desarmado. Para consolidar un frente comunicacional debemos multiplicar el número y fortalecer el alcance de los medios de servicio público y alternativos. Debemos promulgar normativas que limiten el abuso cuantitativo y cualitativo de la publicidad excluyendo la promoción de bienes y costumbres nocivas a la salud y a la convivencia social. Debemos aplicarlas en forma estricta y rigurosa. Debemos asegurar cuotas para la producción nacional independiente como estímulo para la actividad de creadores e industrias culturales autóctonas. Debemos impulsar planes educativos de gran magnitud que capaciten a las audiencias para la decodificación de los mensajes alienantes. Debemos convertir las nuevas redes mediáticas en vehículos para la cultura y la educación popular.
Debemos en fin, fijarnos como metas paralelas la adecuación y la calidad de los mensajes, e impedir que entre éstos y la realidad se abra alguna vez la insalvable distancia que garantizó la derrota del imperio en la guerra mediática de Venezuela.

Luis Britto García es periodista de opinión e investigador en Ciencias Sociales, es autor de una vasta obra ensayística sobre el discurso político y las contraculturas. Correo electrónico: luisbritto@cantv.net. Un extracto de este artículo ha sido publicado en el nº 25 de la revista Pueblos, marzo de 2006.

viernes, 13 de enero de 2012

Las cosas que no se debe hacer mientras conduce un vehículo

Actualmente la tasa de accidentes vehiculares ha aumentado notablemente. Al leer el periódico o ver el noticiero podemos ver como cada día son más personas las que mueren en las rutas o las calles de la ciudad.
La imprudencia de quienes manejan es una de las principales causas. Dicen que “si se puede evitar, no es un accidente” entonces aquí 10 cosas que debes evitar al ir conduciendo tu vehiculo.


1-
Comer:
Aun cuando no tengas tiempo para comer en casa o en el trabajo, debes tomar conciencia de que no puedes ir comiendo mientras conduces porque las manos deben estar atentas al volante.
2-
Hablar por teléfono:
Aun cuando sea una llamada de urgencia, lo mejor es detener el vehiculo en un lugar permitido y recién ahí contestar el teléfono.
3-
Enviar SMS:
Si hablar por teléfono mientras conduces es peligroso, aun más enviar SMS ya que tu vista y tus manos están atentas al teléfono celular y te desconcentras al conducir.
4-
Atender a los niños:
Los niños deben sentarse en la parte trasera del vehiculo y aun cuando ellos quieran jugar contigo, llorar o rezongar, no los atiendas. Por su propia seguridad y bien, mantén tu atención en la carretera.
5-
Escuchar música fuerte:
Con auriculares o sin ellos, la música fuerte te desconcentra y no te permite estar atento a los sonidos de los demás autos, ni siquiera a los bocinazos.
6-
Mirar un mapa:
Quizás no sabes donde estas o hacia donde ir, un GPS siempre es más practico que un mapa, pero si todavía no cuentas con el lo más recomendable es que te detengas, estudies el mapa y luego sigas tu camino.
7-
No usar el cinturón de seguridad:
El cinturón de seguridad es sumamente necesario para tu protección y la seguridad de quienes viajan contigo, no lo obvies.
8-
No llevar gafas oscuras en los días soleados:
Los rayos del sol pueden obstaculizar tu vista y más aun, cuando vas en contra de ellos. Nunca deben faltarte las gafas oscuras.
9-
Enfocar tú vista en algún peatón:
Ya sea un amigo, un conocido o una linda muchacha que camina por la acera, no enfoques tu atención en ellos y mantente atento al camino.
10-
Voltear a ver algún accidente:
Muchos accidentes se producen por esto. Si ya hay algún accidente en la ruta, no te voltees a ver porque puedes distraerte y ser la próxima victima.

domingo, 23 de octubre de 2011

Juramento Hipocrático

Juro por Apolo médico, por Esculapio, Higia y Panacea y pongo por testigo a todos los Dioses y a todas las Diosas, cumplir según mis posibilidades y entendimiento el siguiente juramento:

"Estimaré como a mis padres a aquél que me enseñó este arte, haré vida común con él, y si es necesario partiré con él mis bienes.


Consideraré a sus hijos como hermanos míos y les enseñaré este arte sin retribución ni promesa escrita, si necesitaren aprenderlo.


Comunicaré los principios, lecciones y todo lo demás de la enseñanza a mis hijos, a los del Maestro que me ha instruido, a los discípulos regularmente inscriptos y jurados según los reglamentos, pero a nadie más.


Aplicaré los regímenes en bien de los enfermos, según mi saber y entender y nunca para mal de nadie.
No daré a nadie por complacencia un remedio mortal o un consejo que lo induzca a su pérdida.
Tampoco daré a una mujer un pesario que pueda dañar la vida de un feto.


Conservaré puros mi vida y mi arte.


No extraeré cálculo manifiesto, dejaré esta operación a quienes saben practicar la cirugía.
En cualquier casa en que penetre lo haré para el bien de los enfermos, evitando todo daño voluntario y toda corrupción, absteniéndome del placer del amor con las mujeres y los hombres, los libres y los esclavos.


Todo lo que viere u oyere en el ejercicio de la profesión y en el comercio de la vida común y que no deba divulgarse, lo conservaré como secreto.


Si cumplo íntegramente este juramento, que pueda gozar dichosamente de mi vida y mi arte y disfrutar perenne gloria entre los hombres.
Si lo quebranto que me suceda lo contrario".


Hipócrates, 400 a.C.